La industria cultural genera en España
503.700 empleos y supone el 4% del PIB. La medida tomada por el Gobierno
de subir el IVA sobre los bienes y servicios culturales en 13 puntos
(del 8% al 21%) contraviene lo establecido en el artículo 44.1 de
nuestra Constitución: “Los poderes públicos promoverán y tutelarán el
acceso a la cultura, a la que todos tienen derecho”.
La subida del impuesto tiene una repercusión negativa en
el acceso de la ciudadanía a la cultura. A los efectos propios de la
crisis se suma esta subida del precio final, que dificulta la progresión
industrial del sector cultural, clave para el país. Pero, además,
limita el acceso a esa oferta cultural por parte de las familias menos
favorecidas, propiciando la brecha social.
Desde el inicio de la actual legislatura, el Ministerio de Educación,
Cultura y Deporte centró su línea de trabajo en una nueva regulación
del Mecenazgo, con el objeto de mejorar los recursos destinados a la
creación a través del establecimiento de beneficios fiscales. A la vista
de esta subida impositiva, aquel objetivo ministerial parece haber sido
abandonado.
Según el informe encargado por la Federación de Distribuidores
Cinematográficos y la Federación de Cines de España a la firma
PricewaterhouseCoopers, la recaudación de Hacienda en los cines
descendería casi diez millones de euros con la aplicación del IVA del
21%, obligando a cerrar 859 salas (el 21% de las 4.044 registradas en
2011). Esto significa el despido de 3.500 empleados. Según el estudio,
si la subida se produjese en sólo dos puntos (del 8% al 10%), tal y como
esperaba el sector, la destrucción de puestos de trabajo se reduciría a
540 frente a los 3.507 previstos y la recaudación para las arcas
públicas ascendería a 1,55 millones de euros más. Con un IVA del 21%, se
dejarían de recaudar 8,21 millones de euros. Así, la consultora
concluye que el erario público perdería 9,76 millones de euros con esta
decisión.
Marco europeo
La subida del IVA al 21% disminuye la competitividad de nuestro
mercado en el entorno europeo. En el caso de otros países que sufren
también la crisis económica, Irlanda aplica a sus bienes y servicios
culturales un impuesto del 9%; Portugal, un 13%; e Italia, un 10-12%.
Francia ha propuesto un tipo súper reducido para el libro del 2%. En el
marco de la UE, la contribución de las industrias culturales al PIB se
sitúa en torno al 3% [según el Informe KEA “The Economy of Culture in
Europe”, 2006] mientras que España sube un punto esa media.
En informe publicado en 2011, la Comisión de Cultura y Educación del
Parlamento Europeo demanda “la armonización de las medidas relativas al
IVA como una de las posibles vías para el futuro desarrollo de la
legislación fiscal en la UE. Al llevar a cabo estos cambios, se debe
tener cuidado de no arruinar lo que se ha logrado con las exenciones del
IVA en la cultura mencionadas en el estudio, y se debe seguir el
ejemplo de los Estados que conceden una condición favorable y ejemplar a
los bienes y servicios culturales”.
La tendencia en todos los países de la UE es incluir la cultura en
los tipos de IVA reducido. La Comisión Europea se plantea una reforma de
este impuesto con vistas a reforzar su coherencia con el Mercado
Interior (Libro Verde sobre el futuro del IVA, 1.12.2010).
Estos trabajos tienden a una armonización europea de los bienes y
servicios con IVA reducido; pierde sentido, por tanto, esta subida tan
importante del gravamen en España, opuesta a las políticas de los demás
países de su entorno.
La armonía del tipo impositivo en el seno de la UE es imprescindible
para la consolidación y desarrollo de las industrias culturales
europeas. Para su posicionamiento como alternativa posible y competitiva
a los grandes grupos que dominan el sector de la distribución de
contenidos online, ninguno de los cuales es de origen europeo.
El consenso en las políticas relativas al IVA no sólo supondría un apoyo
a la industria europea, sino también un sustento a nuestra diversidad
cultural (la de nuestros países y regiones; la de nuestros artistas y
creadores).
Conclusión
La subida del IVA sobre bienes y servicios culturales al 21%
dificulta el acceso a la cultura a las capas menos acomodadas de la
sociedad y supone un freno al desarrollo de la industria cultural en
España; daña sensiblemente un sector económico con potencial y con
capacidad de producir empleo de calidad.